Cuando vi "El Código Enigma" lloré mucho en el teatro, muchísimo, por impotencia, por... básicamente empatía. Cuando una llora por una película es por empatía, básicamente, por la capacidad básica del ser humano para ponerse en el lugar del otro.
Después de ver la película pasé muchos meses, hasta hace poco, sin ser capaz de escuchar la Banda Sonora sin llorar un poquito. O al menos sin sentir tristeza. Me hace acordarme, naturalmente, de la película, de Turing, de esa última escena en que entró al cuarto donde estaba la máquina que llamó con el nombre de su primer amor, y se suicidó, cosa que se muestra en la película de una manera brillantemente sutilmente, cuando Turing entra al cuarto y apaga la luz, con una sonrisa en los labios dirigida a Christopher (la máquina decodificadora, la precursora de las computadoras).
Hoy, mientras escuchaba música del Reproductor de Windows para borrar las que no escucharé más -me dan esos arranques, normalmente me es muy difícil deshacerme de música, pero cuando eestoy en full "quiero matarme" el dolor al eliminar mp3s es nulo- , no sentí nada. O sea, me dije como siempre "Qué banda sonora más hermosa, por la chucha", pero de ahí a más, nada. No sentí nada.
Hoy, el sentimiento provocado por la Banda sonora de "El Código Enigma" me fue nulo. Algunos dirían que debería llorar más todavía al escuchar algo que me recuerda a algo tan triste si estoy deprimida, pero es al revés. Estar deprimido, según lo que me he informado -en la esperanza de no coincidir con los síntomas- consiste en la ausencia de sentimiento, en ir por la vida... básicamente como un zombie, en no sentir nada, en no sentir gusto por las cosas que antes sí te gustaban. Por ejemplo, hace meses que no puedo escribir una sola historia, no una entera al menos. Me entusiasmo con historias nuevas que se me ocurren y al rato ya me desmotivo. Por eso ahora último he optado por escribir, sólo cuando me dan ganas, una historia que es prácticamente autobiográfica y, yendo al extremo, como un diario de vida.
Cuando chica escribía diarios de vida, pero dejé de hacerlo cuando me enteré de que mi mamá los había leído todos y cada uno. Lo que estoy haciendo con esta historia nueva, que escribo como cada... una semana, a veces dos, es narrar de manera novelística, con más detalles atractivos, las situaciones de mi vida diaria que me hacen romperme por dentro, sentir rabia, sentir ganas de irme... lo que últimamente ocurre casi todos los días, excepto cuando trabajo (trabajo como lavavajilla cuatro días a la semana en el Enjoy. El trabajo es la esclavitud misma, está hecho literalmente para hombres, no para mujeres desprovistas de la ventaja biológica de producir músculos fácilmente, hecho científico). Esos días estoy en el paraíso, no siento nada tampoco, pero en un buen sentido al menos. Y es que trabajo en algo que me deja agotada mientras escucho audiolibros por los audífonos. Sé que suena infernal, pero hacer algo que te impide pensar mucho es una bendición a veces.
Así que algo bueno pasó hoy. Estoy pésimo pero al menos podré disfrutar de la Banda sonora de "El Código Enigma" sin echarme a llorar.
Fuente imágenes: x, x
No hay comentarios:
Publicar un comentario