"Literalmente amo estar en casa. En mi propio espacio. Cómoda. No rodeada de gente"
Esto es lo que dice la imagen y el único lujo que podemos permitirnos en estos días.
Tengo 25 años, soy de la generación desempleada, y aunque esté empleada, no me alcanzaría un sueldo completo para vivir sola. Es casi como si estuvieran tratando de decirnos "Debes vivir con alguien más para sobrevivir, preferentemente con alguien del sexo opuesto para que así te quedes (en mi caso) preñada y le des al capitalismo más esclavos".
Tener un espacio para sí mismo, una casa, un cuarto, lo que sea, es la mayor cosa a la que podemos aspirar. Nuestros padres aspiraban a grandes cosas: viajar por el mundo, tener la media casa, el medio auto y una novia muy tetona y cara. Ese era el sueño del pibe. Pero ahora... una casa propia -o un depa- es el mayor sueño al que podemos aspirar. Hasta un auto es más fácil tenerlo -esto me hace pensar que quizá en el futuro mucha gente viva en auto. Qué miseria, joder, aunque qué libertad, y no tienes que limpiar tanto espacio propio- . E hijos... bueno, esos también van a ser un lujo, pero igualmente nos van a culpar por no tenerlos, por no darle obreros pobretones iletrados al sistema.
No aspiramos a nada más que un espacio propio. Y podría decirse que es lindo. Alguien podría leer la imagen y pensar "Oh, ¡me siento tan identificada/a!", pero hay que detenerse a pensar en lo otro, en lo pequeños que son nuestros sueños ahora, en cuanto nos estamos conformando, pensando que estamos aspirando a lo justo. Y ojalá todos fuéramos así de sencillos, así no contaminaríamos tanto el planeta, pero la cosa es que hay un número de gente que no piensa tan en pequeño. Hay un número de gente que tiene de a 10 casas, que compra acciones como loca, que tiene empresas de papel, que le roba al fisco, gente para la que viajar a otro continente es como viajar a la esquina, gente con sueños de dominación, que sueña con ser gerente de empresa, presidente, amo del mundo, y que hará lo que sea -matará, robará, engañará- con tal de lograrlo.
Mi generación es un montón de miserables. Somos unos miserables conformistas. Somos enojones y revolucionarios a temprana edad, en el colegio, en la Universidad, pero eso se pasa, porque si sigues siendo revolucionaría y anti-sistema por el resto de tu vida, te enfermas.
Esto es todo a lo que podemos aspirar. Algo que antes era esencial.
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