lunes, 19 de diciembre de 2016

No salir del armario

Acabo de imaginar esta escena protagonizada por mí e inspirada por mi recién cortado cabello corto (por esto de que la gente da por hecho que las mujeres jóvenes con pelo corto son lesbianas, especialmente si tienen una mandíbula cuadrada como la mía. No me malentiendan, amo mi mandíbula).

Estoy en un matrimonio, en una carpa blanca, inspirada por el matrimonio de mi prima de hecho, en 2014, y estoy sola vestida en un traje de fiesta. No un vestido, sino un traje de chaqueta y pantalón, muy genial y neutro, con una polera de color claro abajo, y con mi majestuosa trenza de Padawan más larga que ahora, y sin maquillaje, obviamente.

Y se me acerca esta chica a invitarme a bailar. Por un momento pienso en decir que no, pero sería rudo, así que le digo que sí y tomó la mano que me está ofreciendo. Mis familiares lo notan altiro y se quedan en shock. Vamos a la pista de baile y comenzamos a bailar una canción que no he decidido aún, aunque probablemente es una canción de piano de la película "Romeo y Julieta" de 2013 de Abel Korzeniowski, porque es lo único que he escuchado por los últimos diez días.

Bailamos, muy torpemente, hasta que nos acostumbramos la una a la otra, y entonces le advierto lo más amablemente posible que no soy gay, que soy asexual.
-¡Yo también! -dice- Por eso me acerqué, tienes el anillo de los asexuales -E indica el anillo en mi dedo.
-Ah, genial.
Nos reímos y nos miramos con más confianza. Veo una posibilidad, una posibilidad de pareja. No obstante, los que nos rodean, la gente que me ha conocido por años, algunos desde que salí del vientre de mi madre, me miran confusos, porque no lo habían esperado, y porque no he salido del armario.

Nunca saldré del armario, chicos. Y si me piden que lo haga, les exigiré a ustedes hacerlo también, y cuando me digan confusos que ustedes no tienen que hacerlo porque son heterosexuales, yo les diré que tampoco tengo que hacerlo, entonces.

Sé que suena duro e ilógico desde el punto de vista porcentual, ya que la asexualidad es una minoría, pero uno no tendría porqué salir del armario. Uno debería ser nada más, actuar, ser espontáneo, porque cuando estás saliendo del armario, es como si estuvieras pidiendo permiso para ser tú mismo.

PD: Ojalá adoptáramos esto del anillo de los asexuales, así podríamos encontrarnos entre nosotros. Para más info sobre esto, vayan a este enlace.

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