Cuando tienes muy baja autoestima y muuuucha creatividad (en mi caso que soy una escritora amateur), te imaginas las escenas más horribles y tristes:
-Todos estuvimos de acuerdo en que, como eres la más nueva y la única sin una familia que mantener, eres quien debiera irse -dijo mi compañera de trabajo.
-¿Y cómo harán para que yo sea a quien despidan? -le pregunté con cara de póker.
-Tuvimos que decirle que no tenías suficiente experiencia.
-Ya veo, pero... ¿ustedes se dan cuenta de que hablarles mal de mí puede perjudicar mi futuro? ¿Que puede perjudicar el que sea contratada o no en otros trabajos?
-Pero tú no tienes familia. No tienes la soga al cuello.
-Si es por eso, no tendré la soga al cuello nunca, porque no tengo planeado tener familia. ¿Me está diciendo que siempre tendré las de perder porque nunca usaré mi útero?
-Sí. Tienes que entender que una mujer que no tiene hijos...
-... es un cero a la izquierda -terminé de decir- . Es decir, alguien virtualmente inútil para la sociedad. Para ser útil una mujer debe dar a luz a hijos, a más esclavos. ¿Eso dice?
Ella se quedó callada.
-¿Por qué estás tan tranquila respecto a esto? -dijo ella.
-Bueno, para alguien con poca autoestima y una vida llena de errores y arrepentimientos... el suicidio siempre está a la vuelta de la esquina. Supongo que eso me da tranquilidad.
Como acabo de escribir mi posible futuro en el trabajo en que estoy, ya que claramente soy la que menos tiene las de perder si me despiden, ya que todavía vivo con mis padres y no tengo hijos, la única cosa útil que la sociedad espera de mí y que nunca les daré, espero que no ocurra, como cuando una desea que algo no pase y pasa. O al revés.
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